Los niños por naturaleza entienden que la comida es secundaria a lo que es más nutritivo y primario en la vida: divertirse y jugar.
Una vez que llegamos a ser adultos, parece que perdemos el instinto de dar prioridad al juego. En nuestro mundo tan ocupado, con su énfasis en el trabajo y la responsabilidad, nos olvidamos de que para vivir sano y equilibrado hay que trabajar en algo más que nuestros cuerpos; debemos alimentar nuestros corazones, mentes y espíritu.
¿Has notado que cuando el cuerpo, la mente y el espíritu participan en un proyecto creativo o relación feliz su dependencia de los alimentos parece disminuir? Del mismo modo, cuando no estás satisfecha con tus relaciones, tu trabajo u otras áreas de tu vida, podrías tender a depender de los alimentos para animarte o tranquilizarte. Cuando tu vida está fuera de equilibrio, ninguna cantidad de comida puede alimentar lo que tu cuerpo realmente necesita. La comida que comemos es muy importante para la salud y el equilibrio, pero lo que realmente nos alimenta, una vida plena y satisfactoria, no viene en un plato.
¿Qué es divertido para ti? ¿Qué te emociona? Tómate un tiempo esta semana para hacer algo que te dé felicidad. Incluso si no tienes mucho tiempo libre para divertirte, trata de acercarte a una actividad seria con una actitud de juego. Eso puede reducir el estrés y la ansiedad y traer más placer a tu día. Mientras más juego y diversión añadas a tu vida, ¡más felices y saludables estarán tu cuerpo, tu mente y tu espíritu!
Y cuando sientas que el cansancio te está venciendo, recuerda que como decía el médico y poeta estadounidense, Oliver Wendell Holmes: “Los hombres no dejan de jugar porque envejecen, sino que envejecen porque dejan de jugar”.
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